jueves, 6 de agosto de 2015

Demons

Hace unos días se publicó este artículo, en el que hablé con Jorge Salas sobre machismo y rock y pude revivir viejos demonios. Normalmente este tema suele tratarse en casi todas las entrevistas que me hacen con una pregunta ("¿Hay machismo?" ) y ya está. Tampoco suelo encontrarme periodistas que se hayan documentado de verdad sobre el machismo (me refiero a entender la historia de esta ideología como fenómeno social estructural, a haber leído y a mostrar una preocupación real, sin estar a la defensiva o con ideas preconcebidas absolutamente ridículas) o que les interese ahondar en ello más allá de lo anecdótico. Jorge tenía mucho interés en escuchar, en profundizar y en incomodar y además me gusta mucho cómo escribe (no lo haces mal, Jorge :P), así que pensé que era una buena ocasión.

Como ya sabía que iba a pasar, suscitó polémica, muchísimas lecturas, se compartió muchísimas veces y volvieron de nuevo los insultos y los menosprecios. Ya contaba con ello, pero sigue doliendo, sobretodo porque no hay cosa más irónica que un hombre diciéndome algo como "no hay machismo, zorra histérica, cállate ya". Me llamaron, en diferentes muros de facebook , exagerada, mentirosa, zorra, que me aprovecho de mi físico, victimista e inepta musical (entre otras lindezas). Aunque los "argumentos" suelen repetirse siempre, lo de "inepta musical" me llegó  esta vez más hondo porque me hizo darme cuenta de algo. Posteriormente  hablé de ello con diferentes mujeres que también se dedican a la música en distintos niveles (algunas profesionales, otras por hobbie, otras con estudios superiores, otras absolutamente autodidactas) y me di cuenta de la tremenda inseguridad que solemos sentir casi todas  -al menos en el rock y similares- respecto de nuestro nivel musical. De cómo se utiliza ese argumento para justificar el trato recibido y para jodernos la autoestima (algunos de los comentarios  sobre el artículo sugerían que si yo tuviera "nivel" musical, no recibiría insultos, o que si me hubiera dedicado a estudiar música en lugar de a berrear por ahí sin distinguir una corchea de una negra esto no me pasaría). Reconozco que me crea inseguridad, que me hago pequeña en algún lugar no consciente de mi cabeza y me siento culpable por no ser una virtuosa soprano, aunque jamás haya querido serlo. Y entonces me odio por sentirlo, por dejar que surta efecto.

No tengo intención alguna de presumir de currículum, pero sí creo conveniente señalar algunos datos. Llevo casi 20 años en la música y a lo largo de ellos he hecho muchísimas cosas distintas: he compuesto mis canciones, he trabajado como cantante durante 10 años en diferentes orquestas (donde también he tocado la guitarra y el bajo) y he cotizado como tal, he colaborado con una cantidad increíble de grupos de rock (no podría citarlos a todos) como solista y como corista, he sido corista de Neus Ferri y también he grabado y co-producido los coros del próximo disco de Seguridad Social (que todavía no ha visto la luz), trabajé como guitarrista para la presentación de un perfume de Givenchy, me han invitado a cantar Hardcore Superstar (grupo sueco del que soy muy fan) y Alfredo Piedrafita (guitarrista de Barricada), he compuesto una canción para un documental que terminó nominado a los Goya, he cantado en un grupo con gente tan importante como Felip Santandreu, Amadeu Adell y Lucas Ibáñez (que también son la banda de acompañamiento de Celia Mur, profesora de Berklee), y he compuesto las canciones que se incluyen en mi obra de teatro musical  "un bonito cadáver", además de escribir el texto. Yo que sé, un montón de cosas que, lejos de servir para  hacerme sentir "alguien" (yo siempre me he sentido muy mediocre como músico y no tengo problema alguno en reconocerlo, sigo aprendiendo y sigo estudiando) sí avalan que hay muchos músicos, de diferentes niveles, que me valoran profesionalmente y cuentan conmigo a la hora de hacer música, aficionados y profesionales. Además, siempre he tenido público en todos los grupos en los que he tocado, gente a la que le gusta mi música, fans. Fuera de lo musical, muchas bandas me han pedido ayuda para aprender en temas de promoción, he escrito muchas notas de prensa y textos promocionales  ¿Por qué entonces tengo que sentirme inferior?

He tocado con músicos que tenían titulaciones y con otros que no las tenían. Jamás he mirado los estudios de alguien para saber si era buen o mal músico. No tiene sentido, he visto de todo como para presumir que, en una disciplina artística, el talento se explica a través de títulos académicos. Tampoco me he sentido inferior a los que sí los tienen ni ellos me lo han hecho sentir, jamás. En Femme Fractal toco con Isabel Latorre (licenciada en composición y multiinstrumentista profesional) y Marta Burgos (licenciada en guitarra y también multiinstrumentista profesional) y nuestra relación, más allá de que a veces yo no las entiendo cuando se expresan en términos muy específicos o que a veces yo les digo cosas como "dos vueltas, me callo y luego entro" y ellas me miran raro, es brutal en términos musicales. Yo hago arreglos, ellas hacen arreglos, nuestras opiniones valen por igual, hacemos música juntas, nos respetamos y nos sentimos bien haciéndolo. No hay más.

Entiendo perfectamente que alguien no sienta interés alguno por lo que hago, que piense que no soy buena y que ignore lo que hago o lo critique, pero no creo que nadie pueda insultarme y sugerir que no he hecho nada en la música, que no me lo he currado, que soy inepta y que me he limitado a subirme a escenarios no sé con qué oscuro fin, porque eso es, simple y llanamente, falso. La ignorancia, esa que no siempre está reñida con las titulaciones, es, además de atrevida, soberbia y poco humilde cuando se trata de decirle a alguien "yo tengo más derecho que tú a estar aquí".

Mis gustos musicales son muy amplios e incluyen desde el rock progresivo (con particular interés en el de los años 70 y muy concretamente el que se hacía en España) hasta el punk más DIY pasando por un montón de cosas de casi todos los estilos que se enmarcan bajo la etiqueta "rock" (y fuera de ella también). Quizás porque valoro por igual el "Images & Words" de Dream Theather o el "Rocket to Russia" de Ramones, no tengo ninguna necesidad de justificar la música popular en base a su complejidad armónica, el número de notas, la duración de las canciones o la pericia técnica de sus músicos. Si me pone los pelos de punta, me sirve. Me los pone Freddie Mercury, me los pone Wendy O'Williams, me los pone Myles Keneddy y me los pone Rosendo. Tengo las discografías de Steve Vai y de Erich Johnson y mato por ver a Eric Sardinas otra vez más, pero otro de mis guitarristas favoritos es Johnny Ramone. Me da igual lo que un músico sepa tocar, si con ello es capaz de transmitirme algo. La técnica me parece un vehículo de expresión más, algo que capacita a los músicos con recursos muy válidos y algo que todo músico debe, al menos, plantearse aprender, pero no es lo único, no es lo más importante (no sé cuántas veces se ha escrito sobre esto, ya, qué recurrencia más soporífera la de este tema) y desde luego, no garantiza que vayas a gustarle al público ni que debas sentirte superior a quien tenga menos.  La música popular (y sí, el rock, el heavy metal, son músicas populares) está hecha de canciones y las canciones están hechas de mucho más que notas. Además, me parece de puta madre que el arte en cualquier disciplina y en particular en la música, esté al alcance de cualquiera, y no solo de quien pueda permitirse estudiar o de quien tenga un conservatorio cerca. Es tan evidente que me aburre horrores hablar de esto.

Tampoco estaría mal que algunos de esos se leyeran el libro "¿Hay música en el hombre?", donde el etonomusicólogo, antropólogo y músico profesional John Blacking, tras pasar un tiempo con una tribu (los Venda), analiza la realidad elitista de la música en occidente en lo que hemos llamado música culta y contempla la música como realidad natural que forma parte de la idiosincrasia de todo ser humano. Os dejo un enlace aquí donde se habla de este libro y de este tema. Creo que cualquier músico debería al menos reflexionar sobre esto, fuera del etnocentrismo occidental, para entender qué es la música, por qué existe desde los albores de la humanidad y cuál es su sentido fuera de nuestra cultura, que ni es la única ni siquiera la más numerosa.

Con todo esto, no puedo evitar sentir mucha rabia cuando me doy cuenta de esa tendencia a atacar a eso tan frágil que es nuestra autoestima como músicos, a hacernos sentir culpables por no ser virtuosas. El machismo, evidentemente, deja huecos para algunos roles femeninos que sí se aprueban: la virtuosa con estudios, la buena chica recatada que no intenta ocupar puestos típicamente masculinos, la soprano en grupos de metal (papel que sólo puede hacer una mujer). etc... y muchos no se cortan en exigírtelo abiertamente, en decirte que si fueras lo bastante buena no se meterían contigo, que si te taparas un poco más quizás no te llamarían zorra. Me entristece muchísimo cuando esto pasa porque, es una realidad obvia para cualquiera que frecuente sitios con música en directo, que los hombres ocupan puestos en todos los estratos: los hay buenos, malos, patéticos, buenos técnicamente pero pésimos compositores, buenos compositores pésimos técnicamente, guapos, feos, semi desnudos, tímidos, arrogantes, desafinados... Y no se suele ir más allá de la valoración, pero no se genera la visceralidad  ni el desprecio que se experimenta hacia las mujeres. Y de verdad, no intentéis venir con argumentos tipo "los hombres también aguantamos cosas, esto es duro para todos" porque en ningún momento he dicho que para los hombres sea fácil, estoy hablando de discriminación en un sentido muy concreto, de ataques que no tienen que ver con lo musical. Hay muchísimo que leer y que aprender sobre el tema antes que simplificar de una manera tan falaz. No me imagino a nadie diciéndole a un negro de Malí que se queja de sufrir racismo, xenofobia y clasismo en Europa diciéndole "perdona, esto es duro para todos".

Yo no quiero ser una virtuosa. Si quisiera serlo me habría encerrado a estudiar como una loca porque lo que sí que tengo en grandes cantidades es disciplina y capacidad de esfuerzo y de estudio (soy licenciada en psicología, tengo titulaciones oficiales de cinco idiomas y actualmente curso el grado en antropología social. Creedme, sé lo que es estudiar).  Es que a mí me pone tocar música más simple. Es lo que me gusta, es lo que me interesa, no veo que esto resulte complicado de entender. Y eso no me convierte en menos capacitada para hacer música. Simplemente, para mí la música es un vehículo de expresión, en el que me he permitido  jugar a aprender un montón de cosas sin exigirme una excelencia ni un título profesional. Empecé a estudiar en el conservatorio y se me quitaron las ganas de hacer música, aquel sitio no era para mí (experiencia que comparto con unos cuantos músicos). Me sentí a gusto, en cambio, en locales de ensayo, compartiendo la experiencia con otros, formando parte de una banda, buscando la manera de expresarme y con profesores que provenían del entorno rock, que es la música que yo quiero tocar (la música culta, lo siento, no me interesa demasiado, qué le vamos a hacer). Me gusta aprender, me gusta mejorar, me gusta ser mejor músico, y me gusta hacerlo libremente, sin especializarme en nada permitiéndome tocar un montón de instrumentos a un nivel más bien básico o experimentar la música desde diferentes roles en un escenario, no únicamente como cantante. Me gusta producir voces, sacar armonías, grabar un montón de coros, y lo he hecho para muchísima gente, porque lo hago bien y lo hago rápido, Y lo que más me gusta es escribir canciones a solas, en mi casa, Si salen de mi habitación y alguien las escucha y le gustan ¿Quién cojones se cree capacitado para decir que eso es correcto o incorrecto o que yo no debería hacerlo? Las veces que alguien me ha dicho que una canción escrita por mí le ha hecho sentir cosas (afortunadamente, me ha pasado unas cuantas veces), he sentido que todo tenía un por qué, la vida, mi vida, el mundo... Y  nadie va a quitarme mi derecho a sentir eso. Ni tampoco a las personas que alguna vez han disfrutado de mi música.

 En Femme Fractal toco la guitarra, el bajo, el ukelele, algo de percusión y en breve la armónica. No soy la hostia en nada de ello pero eso me permite expresarme como quiero y divertirme (y divertir, que nadie viene a verme por obligación). Y no tengo que justificar eso delante de nadie. Si te gusta como canto o toco, es perfecto, si no también, pero que a estas alturas, después de siglos de música popular, después de que Bob Dylan, Elvis  Ramones, Chuck Berry o Janis Joplin cambiaran el curso de la historia de la música sin haber pisado un conservatorio, alguien tenga que atacar a otro por no tener suficiente nivel (que esa es otra, sentirse juez en algo como la música rock es para hacérselo mirar) o no tener estudios musicales es ridículo. Y justificar el machismo diciendo que es culpa nuestra por no ser lo bastante buenas es machista. Estoy harta de pasarme la vida justificando mi "nivel" musical cuando trabajo como músico más que los que me atacan, cuando sé hacer mi trabajo en un estudio o en un escenario con profesionalidad demostrada, cuando me siguen llamado para grabar colaboraciones o para trabajar cantando.

También he conocido demasiados músicos que se creen muy buenos pero son incapaces de llegar a la hora, de no beber durante un concierto o de resultar mínimamente profesionales. Y tengo una mala noticia para los que sois así: aunque tengáis dos octavas más de registro que yo y creáis que con eso lo tenéis todo hecho, si no sois profesionales me llamarán a mí para grabar los coros antes que a vosotros. Y luego os quejaréis amargamente y diréis que es que me llaman a mí porque nosequé y qué injusto y que lo merecéis vosotros y no yo y que claro, como soy una tía lo tengo más fácil. Y no, el problema es vuestro. Si sois tan buenos y no conseguís un hueco en el mundo del rock, o no tenéis público, o no conseguís trabajo, seguramente estéis haciendo algo mal. Aprended a trabajar antes de culpar a otros o de reclamar el puesto que otros ocupan como propio.

Necesitamos mujeres en todos los escalones. Desde las más malas, las más desafinadas y arrítmicas,  hasta las más virtuosas, pasando por las mediocres, las que jamás aportarán nada, las que se lo pasarán bien tocando y ya está, las que no pasarán de sacarse unas versiones y las que harán giras mundiales, nacionales y locales, las que escribirán canciones que se harán universales, las que cambiarán la historia, las mejores y las peores. Todas. Dejadnos en paz con vuestro examen y vuestro juicio. Tenemos derecho. Callaos ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario