martes, 28 de julio de 2015

Es un hecho

Me estoy haciendo mayor. Es un hecho.

Como mi vida es bastante igual que cuando no era mayor pero con las virtudes de serlo, de momento son todo ventajas. Ahora que tengo un sueldo -aunque sea uno bastante ridículo- a cambio de los odiosos y adultos madrugones, puedo comprarme muchos cómics. Puedo comprarme una guitarra de 12 cuerdas por puro impulso si ataco los ahorros. Total, no tengo grandes planes, no tengo que pagar una hipoteca, ni pañales ni nada, tengo un alquiler modesto, compro unas shandys, comida, poco más.  En realidad ahorro para esto, para hacer lo quería hacer cuando era más pequeña pero no podía hacerlo porque no tenía nunca un duro. Libertad adulta.  Puedo pujar en ebay por una figura de Luke Skywalker disfrazado de trooper imperial, ponerme una alarma en el momento que acaba la subasta y que se me salga el corazón del pecho en los últimos segundos. Puedo plantearme comprar un sable de luz oficial. De los guapos.  Si no salgo en lo que queda de mes a lo mejor podría...

No estoy hablando de dinero. Aunque lo parezca. No estoy hablando de dinero porque en realidad no tengo un duro, pero por suerte las guitarras, los cómics y las ediciones especiales de Rocky Horror en realidad son bastante baratas comparadas con las hipotecas, los coches nuevos y todo eso. Estoy hablando de que me hago mayor y es guay. De hacer lo que me da la gana.  De alguna manera parece que la vida te pone en etapas en las que te gustan unas cosas cuando por edad, dinero, por lo que sea, no puedes tenerlas o apenas puedes tenerlas.  Luego cuando te haces mayor y podrías, ya no debes, ya no toca, ya no quieres. Yo soy infinitamente simple. Quiero cómics, quiero guitarras, quiero Tommy con todos los extras. Todo el puto rato. Y lo mejor es que puedo dedicar todo mi tiempo libre a leer, a tocar con mis amigas, a grabar una -otra- maqueta con mi banda. Y todo ello, con la tranquilidad que -al menos a mí- me han dado los 30. Dónde vamos, de dónde venimos , cuál es mi papel en el universo, existe el amor eterno, quién soy en realidad. A la mierda con eso. Me voy a morir. Quiero pasarlo bien. Quiero volver a leer La conjura de los necios. Quiero un pedal de trémolo para usarlo en cuatro compases. No quiero nada que implique la ayuda de un banco. Voy a volver a ver Spinal Tap. Voy a poner el ampli al seis en mi habitación.

 A veces se me hace raro cuando me cruzo a alguien que me conoce desde mi infancia pero que en realidad jamás me ha conocido de verdad  y me pregunta si todavía sigo con lo de la música. Veo en su mirada la sorpresa cuando les digo que sí, que por qué no iba a seguir, que la música no es un estado, la música soy yo. Insisten. Atacan por otros flancos. No, no me he casado. No, no tengo hijos. No me compré una casa. Estoy ahora a ver si grabo un E.P. con mi banda (te jodes, no haber preguntado). Escribí un cómic. De zombies.  Sonríen un poco, como diciendo "qué rara es esta chica". Rara mal, se entiende. Rara freak, Rara de "está equivocada". Rara de no acercarse mucho por si acaso. Rara por no mutar. Que os den. Y ya veréis qué rara cuando tenga 70.

Cada vez me gusta más hacerme mayor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario