lunes, 11 de enero de 2016

Querido 2016...

La verdad, me parece una chorrada lo de hacer propósitos de año nuevo. Jamás lo he hecho. ¿Qué pasa? ¿Que ahora voy a cambiar mi manera de actuar sólo porque cambie de calendario?
Pues mira, sí, esta vez sí. Este año sí. Me parece una excusa tan horrible como cualquier otra.

A este año le voy a plantar cara de otra manera. Supongo que resulta complicado de entender, pero voy a superar mi timidez. Sí, ya lo sé. No parezco tímida. Me paso la vida haciendo cosas en escenarios y conozco a mucha gente y bla, bla, bla. Lo hago, sí, porque hace muchos años decidí que iba a dejar a mis miedos caminar a mi lado pero no les iba a hacer ni caso. Y me dediqué a cantar con un pánico escénico que me sigue acompañando pero al que he conseguido educar para que sólo él y yo sepamos de su presencia. Ya sé que no se va a ir, pero también sé que por más que me estire desde dentro, sólo yo voy a notarlo. Y vaya si lo noto. Y si he conseguido que así sea, entonces genial, pero la factura me llega, os lo aseguro.

Lo que me cuesta mucho más es enseñar lo que escribo. Curiosamente porque al hacerlo estoy sola. No siento esos nervios intensos que me alteran la respiración como en un escenario, pero son mucho más poderosos. No sé quién me lee, ni en qué momento, no sé lo que piensa el que lo hace, no puedo mirarle desde mi escenario y ver en sus ojos que lo estoy haciendo bien o que al menos, no le estoy jodiendo la vida. No puedo concentrarme en esa inmediatez que tienen los conciertos.  Me he obligado a enseñar algunas cosas, algunos relatos que he publicado en un blog que abrí con Alex (pinchar aquí) y también el cuento que publiqué en el libro "Simpatía por el relato" y algunos pequeños textos aquí y allá, pero siempre con un martilleo en la cabeza constante. Inseguridad, pánico, yo que sé. Al final no me compensa, porque cada vez que lo hago lo paso fatal. Pero fatal de verdad, me arrepiento, quiero borrarlo, quiero que nadie lo haya leído. Como una cabra, lo sé.

Me abrí este blog con el fin de compartir mis reflexiones, pero la verdad es que casi siempre que las he escrito, las he borrado ¿para qué? ¿realmente digo algo valioso? ¿vale la pena robarle a alguien unos minutos con mi anodina manera de ver las cosas? Quizás lo haya enfocado de manera equivocada. Quizás he estado confundida casi todo el tiempo. Quizás ahora que sé que esos monstruos a los que tanto he temido siempre han estado a mi lado disfrazados, todo parece más sencillo. Voy a escribir por aquí porque me apetece escribir.

Y ya está.

11 comentarios:

  1. Uno debe escribir para sí mismo. Ése es el único motivo válido para hacerlo. Lo que pase después ya no importa si el motor fue hacerlo para uno mismo. Escribe y di lo que quieras decir, como lo quieras decir, de la forma que desees hacerlo, y en sí mismo será completo y perfecto. Y sigue, sigue, escribiendo y viviendo.

    Fran

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo siempre he escrito para mí misma, aquí hablo de enseñarlo, no de hacerlo ;) Cada persona es un mundo y tiene su historia y sus motivos. A mí sí me importa lo que pase después, pero aspiro a que deje de hacerlo. De eso es de lo que hablo.
      un saludo!

      Eliminar
  2. Yo soy uno de esos que lee estas cosas..., te diría como al Sputnik, Sigue! sigue!

    ResponderEliminar
  3. No se, creo que enseñarlo es lo que realmente ha de motorizar ese desvanecimiento de la timidez. Resulta fantástico ese resorte interior, muestra el gran poder de autocrítica de cada uno, cosa que, otras personas, no tienen. Por mí genial mostrar los escritos, porque lo hace usted de puta madre. Siga, por favor.

    ResponderEliminar
  4. Pero bueno!los que disfrutamos leyéndote merecemos seguir haciéndolo. Claro que sí. Como fan,te animo a publicar todo lo que te salga del potorri. A mí me ultraflipa todo lo que escribes,y tu forma de rajar al personal y sacarle punta a todo. Me mola hasta cuando te metes conmigo (me mola y me da rabia a la vez y lo sabes) Incluso incorporo parte de tu vocabulario al mío,jeje.
    Así que déjate de mierdas y escribe o publica más. Joder!

    ResponderEliminar
  5. ¿Sabes qué me pasa a mí? No es que me arrepienta de enseñarlo.. Es que una canción, tiene su propia vida. Nace con un propósito y lo cumple.. Generalmente, a esa letra o a esa melodía te acompañan, o al menos proyectas esa compañía, pero al escribir, como bien dices; estamos solas.
    Y repito, no es que me arrepienta de mostrar lo que escribo.. Creo que soy yo misma, la que se contorsiona voraz y frágilmente a la vez, y la que deja de reconocerse en sus propias palabras al poco tiempo de hacerlo.
    Sobre todo, cuando escribes por ESA necesidad.. Es como si quisiéramos encontrar el sentido a nosotras mismas buscándonos en nuestro propio reflejo.

    Y si ya (me) lo he dicho, ¿Para qué coño se lo voy a repetir a nadie?
    Y si mirarse al espejo a veces cuesta, verse en fotos del pasado (aunque sea solo el segundo anterior) , a veces sonroja, y mucho.
    Es el paso-peso de la evolución…

    ¿Sabes esa modelo que sube fotos suyas con caretos a su instagram? Alimenta su belleza a base de papadas…

    Como una puta cabra, lo sé.
    ...keep going...

    ResponderEliminar
  6. Pues yo te amo, y sabes que te entiendo a la perfección. Gracias por escribir, no dejes de hacerlo, PLIA!

    ResponderEliminar